Por fin llegó el gran día que estabas esperando, con toda la ilusión del mundo vas rasgando el papel de regalo mientras no puedes evitar preguntarte qué puede esconderse en su interior y si realmente es alguna de aquellas cosas que tanto estabas deseando.
El envoltorio es tan bonito que te da pena romperlo, y los lazos y otros adornos has decidido conservarlos como recuerdo. Una enorme cantidad de cinta adhesiva parece haber sido puesta a conciencia, y mientras tratas de no perder la paciencia se escucha la típica voz que afirma “más vale maña que fuerza”.
Misión imposible, es momento de pedir refuerzos, acudes a la cocina, con papel de regalo en mano, coges unas tijeras y te dispones a romperlo todo cueste lo que cueste. La persona que te ha regalado el paquete te mira con expectación, tú te das cuenta, le dedicas una breve sonrisa, y continúas con tu ajetreada tarea.
Por fin vez la luz al final del túnel, crees intuir qué es, pero faltan unos breves instantes para que no te quepa la menor duda. Al fin, retiras el último trocito de papel. Tu cara de incredulidad lo dice todo, ¿cómo ha podido regalarte algo así? ¿a caso no te conoce? ¿se tratará de una broma?
En cualquier caso parece que va en serio, no puedes demostrar tu desilusión, pues se ofendería, así que simplemente le dedicas una sonrisa, algo más forzada, pero tratando de que parezca lo más sincera posible. Te acercas hacia la persona que te ha regalado semejante “regalo”, le das un abrazo, y pronuncias las palabras más falsas que recuerdas haber dicho en toda tu vida “gracias, es justo lo que necesitaba”.
Al llegar a casa no sabes si tirarlo a la basura, guardarlo en el cuarto de los trastos, o simplemente mostrar tu decepción y pedir el ticket para poder cambiarlo. Te lo planteas detenidamente y, definitivamente, parece que ésta última no es la mejor opción.
En ese momento, te acuerdas de la conversación que tuviste hace unas semanas en la que hablabas del regifting, una nueva moda que consiste en regalar aquellos regalos que no son de tu agrado, al fin y al cabo, no todas las personas ven el mundo del mismo modo, y lo que a ti puede parecerte un regalo horrendo a otra persona puede entusiasmarle.
Sin embargo tienes que tener en cuenta una serie de cosas si no queremos que nos descubran:
1. No debes regalárselo a una persona que pudiese conocer a la persona que nos lo ha regalado. Debemos recordar el refrán que dice “el mundo es un pañuelo”. No sabemos que macabro capricho del destino podría producirse y que pudiesen dar lugar a que nuestro secreto se descubra.
En este apartado debemos tener en cuenta además las amistades antiguas, los vecinos o aquellas personas que pudiesen conocerse de vista. Ante la duda, siempre es preferible optar por buscar a otra persona.
2. No lo regales si ya lo has utilizado. Si queremos quedar bien, el regalo debe estar en perfectas condiciones y debe parecer como si estuviese salido de la tienda, sino siempre puede salirnos el tiro por la culata.
3. Mantengamos el envoltorio original. Siguiendo la misma premisa del apartado anterior, es importante que no hagamos modificación alguna del regalo original, por lo que la caja y la bolsa en la que nos lo dieron debe ser la misma.
4. No regalar aquellos productos que contengan tus iniciales o algún elemento que pueda identificarte. La persona que recibe el regalo no debe saber que era a ti a quien inicialmente iba dirigido.
5. No te precipites, debes esperar algunas semanas e incluso algunos meses antes de regalarlo, siempre puede preguntarte por el regalo en cuestión y quedarás muy mal si se descubre cual ha sido la finalidad del mismo.
6. No regales cosas que han sido hechas a mano. Por muy feo e inútil que te parezca, debes de tener algo de consideración con una persona que ha invertido su tiempo y esfuerzo en regalarte algo hecho a mano.
7. No re-regales cualquier cosa. Si te has planteado detenidamente si dicho regalo puede llegar a gustar o no a otras personas y te has dado cuenta de que la respuesta es negativa, es inútil que conviertas tu problema en el de otras personas. Si crees que dicho regalo no puede gustar a nadie en absoluto, lo mejor es que lo conserves.
Así pues, una vez has repasado los puntos a tener en cuenta y a eso vas, entras en eanuncios.com y publicas un anuncio afirmando que deseas regalar el producto en cuestión, y en menos de lo que piensas ya hay interesados en él, y podrás enviarlo hacia un lugar en donde sabes que harán buen uso de él, o en su defecto, un uso más frecuente del que pudieras darle tú.
Ahora solo queda tratar de que no se sepa jamás qué fue lo que hiciste con aquel regalo. Limpias tus huellas, y haces prometer al comprador que jamás dirá nada al respecto. El “crimen” ha sido cometido, y aunque te duela reconocerlo, te sientes estupendamente bien, por fin podrás deshacerte de los regalos de aquella persona que, un año sí y el otro también, siempre encuentra la manera de regalarte aquello que nunca deseaste recibir.