Dicen que ninguna comida o cena que se precie es perfecta si no hay un buen vino (o varios) sobre la mesa. Esta bebida fermentada es una de las más populares en todo el mundo y aunque es cierto que todavía hay gente que se resiste a beberla, ya sea porque no le gusta o simplemente por la norma de no beber alcohol, lo cierto es que el vino se ha convertido en muchas ocasiones en una alternativa perfecta para estas comidas más copiosas, en lugar del agua, la cerveza o los refrescos. Y es que el vino aporta un tono especial a la comida, siempre que sepamos elegirlo bien. Tal vez no entiendas mucho de vinos, pero sabes que hay algunas que son mejores para carne, y otros para pescado, aunque también dependerá mucho del tipo de receta que hagamos. Lo que sí parece muy apropiado es tener al menos un par de botellas de tinto y blanco en la despensa, para agasajar con ella a los invitados que vengan a casa a cenar. Y es que siempre está bien ofrecer otras alternativas a lo de siempre, sobre todo si tienen las ventajas que posee el vino.
Beneficios del vino para la salud
El vino es una de las bebidas alcohólicas más saludables que existen, ya que su nivel de alcohol no es tan alto como en otras bebidas de este tipo, y además, al tener un origen más natural en la mayoría de casos, muchos vinos todavía conservan los beneficios de la fruta de su origen, en este caso la uva. Han sido muchos los estudios científicos que han demostrado que tomar un vaso o vaso y medio de vino al día puede ser bueno para la salud, siempre que no nos pasemos demasiado de esa cantidad, claro.
Es un quemagrasas natural
Mucha gente no lo sabe, pero el vino se puede considerar un magnífico “alimento” quitagrasas, ya que contienen un nutriente especial que favorece el movimiento y la dispersión de la grasa ya existente en nuestro cuerpo, a la vez que frena la formación de nueva grasa en nuestro organismo. Toda una ventaja que ha sido demostrada por científicos muy reputados y que entronca directamente con el siguiente beneficio, éste si ya más conocido por el gran público.
Cualidades antioxidantes
No es casualidad que desde tiempos inmemoriales el vino se haya utilizado como bebida “oficial” en muchas culturas, incluso para los deportistas de la Antigua Grecia. ¿La razón? Sus cualidades antioxidantes, que nos permiten mantenernos en forma y contrarrestan los efectos del envejecimiento. De hecho, el resveratrol, uno de sus componentes más importantes, ayuda a luchar contra los efectos de la vida sedentaria, de una manera muy parecida a como lo hace el propio ejercicio físico. No es que puedas cambiar esa hora en el gimnasio por un vaso de vino, pero si las combinas, los resultados pueden ser asombrosos.
Un poderoso aliado para nuestro cerebro
Efectivamente, al contrario de lo que muchos puedan pensar,
al ser el vino una bebida alcohólica al fin y al cabo, el tomarlo puede ser bueno para nuestras neuronas, ya que puede funcionar como agilizador mental y también como conector dentro de nuestro cerebro, permitiendo así que las neuronas puedan regenerarse más rápido y tengan mejores funciones, especialmente cuando el paso del tiempo las afecta. Esto significa que para la gente en edad avanzada,
tomar vino puede ser muy recomendable para evitar problemas de memoria o enfermedades más críticas como el alzheimer.
Cómo elegir el vino perfecto
Si acudes a cualquier supermercado medianamente grande y te pasas por el pasillo de los vinos, notarás que hay un montón de botellas esperando que las cojas. La gran cantidad y variedad es lo que hace que elegir vino sea todo un placer, pero también una maldición si no sabemos cómo elegirlo. Por eso, lo mejor es prestar atención a este tipo de detalles, para conocer bien el tipo de vino que debemos escoger para cada ocasión, porque no siempre nos va a servir la misma botella que tenemos en casa desde hace años.
¿Qué vamos a comer?
Es una de las preguntas más importantes que debemos hacernos antes de escoger el vino adecuado, porque como ya hemos dicho al principio, cada vino, cada variedad, casa mejor con un tipo de comida u otra. Por ejemplo, si es un almuerzo de domingo con paella o arroz de cualquier tipo, un vino blanco seco va perfecto. El blanco también suele casar muy bien con el marisco o las carnes de ave como el pollo o el pavo. El tinto o el rosado suelen ir mejor con ensaladas y carnes rojas más potentes. Para los quesos, por ejemplo, pueden ir bien ambas variedades.
Conociendo un poco mejor los vinos y sus variedades
No hace falta ser un auténtico experto enólogo para entender de vinos. Hoy en día, con Internet todo el conocimiento parece estar más cerca de cualquiera. Y en este caso también lo podemos aprovechar para conocer un poco más sobre los vinos que nos encontraremos en las tiendas. Por ejemplo, a través de la app Vivino, que es como una inmensa red social de amantes de esta bebida, encontraremos sugerencias, descripciones bastante exactas, precios e incluso podremos elegir el vino perfecto para cada receta. Y todo ello gratis.
No te dejes llevar por el precio
En muchas ocasiones,
los precios altos son sinónimo de calidad, pero no siempre es así. Tal vez ese vino tan caro y espectacular, de la mejor cosecha, no sea el adecuado para nosotros en este momento.
Tal vez busquemos algo más fresco, más nuevo, que si bien no destaca tanto puede ser ideal para la combinación de platos que hemos preparado, o muy del gusto de nuestros comensales. De hecho, hay muchos expertos que nos animan incluso a comprar vinos “baratos”, ya que en ellos también encontraremos calidad. Este artículo nos habla sobre los 10
mejores vinos españoles por menos de 10 euros la botella, una relación calidad precio inmejorable.
Algunas sugerencias sobre vinos y su conservación
Si has probado varios vinos y empieza a gustarte demasiado eso de disfrutar de este licor tan especial, tal vez estés a punto de convertirte en un amante absoluto de esta bebida. Muchos coleccionan vinos como “hobby”. Otros se conforman con tener una pequeña bodega en casa, algo que al contrario de lo que muchos puedan pensar, resulta relativamente económico, sobre todo si echas mano de productos como los de Eanuncios, a unos precios más que razonables y que son perfectos para todo el que empiece en esta locura vinícola.
Conseguir botellas especiales
Algunas añadas y cosechas son bien conocidas por su calidad, y aunque tengamos que pagar un poco más por ella, lucirán muchísimo en nuestros estantes. También hay veces en las que estos vinos pueden salirnos muy baratos. Por ejemplo, este ribeiro Pazo apenas supera los 10 euros. O este vino del Alto Ampurdán, cuya calidad-precio también es espectacular, ya que sale por apenas 15 euros. Por supuesto, hay botellas más caras, aunque para comprarlas deberíamos preguntar antes a auténticos expertos, no vaya a ser que patinemos y nos gastemos muchísimo dinero en algo que realmente no lo vale.
Guardarlo en sitios especiales
Podemos dejar nuestros vinos en un sitio adecuado, como una bodega, siempre con la temperatura ideal y en un expositor de madera donde se puedan colocar de forma horizontal, que es como deben estar. También podemos comprar algún expositor climatizado especial. Estos son más caros, por supuesto, pero también son ideales para disfrutar del vino en cualquier momento y en el mejor estado posible. Éste, por ejemplo, puede servirnos para guardar hasta 18 botellas, a la temperatura que elijamos, incluso variando la propia temperatura dentro del estante. Toda una maravilla de la tecnología por 250 euros.
Sirviendo el vino con elegancia
Podemos utilizar cualquier tipo de sacacorchos para abrir nuestras botellas, pero es un poco raro eso de gastarnos cientos de euros en el vino y luego coger el sacacorchos más barato de todos. Con esta caja iremos bien cubiertos para abrir y servir el vino, ya que además del propio sacacorchos de metal incluye también un descapsulador, un anillo antigoteo y un magnífico vertedor, todos ellos en una calidad máximo y antioxidante, para que puedan durarnos mucho tiempo y sean nuestros compañeros de batalla inseparables a la hora de servir nuestros vinos.
Saborear siempre con moderación
Aunque el vino no lleva tanto alcohol como otras bebidas, hemos de ser conscientes de que un par de copas ya nos daría positivo en un control, por ejemplo. Con esto queremos decir que para disfrutar del sabor del vino no necesitamos beber grandes cantidades. Al contrario, una copa o copa y media será suficiente para disfrutar y saborear cualquier vino. De hecho, a partir de cierta cantidad, el gusto casi se pierde y se vuelve algo más vulgar. De ahí que mejor tomarlo con absoluta moderación, para que podamos seguir disfrutando de él durante mucho tiempo.